Precisión (exactitud lectora)
Porcentaje de palabras que un sujeto puede leer correctamente. Se calcula dividiendo el número de palabras leídas correctamente entre el número total de palabras multiplicando el resultado por 100.
La fórmula sería la siguiente:
Por ejemplo, si un estudiante lee 125 palabras y comete 5 errores, se divide 120 entre 125, lo que daría 0.96. Luego este valor se multiplica por 100 y el resultado es un 96% de exactitud y, por lo tanto, un 4% de error. Siguiendo a Rasinski (2004), existen tres niveles de exactitud para calificar el rendimiento lector de los estudiantes. Estos se pueden apreciar en la tabla 1.
De acuerdo con los niveles de exactitud señalados en la tabla 1, un/a escolar tiene un «nivel independiente» cuando no comete errores o apenas los realiza y no necesita la ayuda del profesor para leer o corregir sus errores. El/la alumno/a que tiene un «nivel de enseñanza» comete algunos errores y le hace falta algo de ayuda del maestro para leer los textos de forma adecuada. Por último, aquel que obtiene un «nivel de frustración» comete muchos errores y, por lo tanto, necesita bastante apoyo para conseguir leer correctamente.
La obtención de este dato porcentual nos informa del nivel de precisión al leer pero para poder establecer objetivos de intervención y mejora es preciso detenerse en cada error, clasificarlo, ponderarlo e intentar así entender por qué se lee algo distinto de lo que está escrito. No sería necesario hacer esto con todo el alumnado de la clase, sólo con aquellos/as que tienen dificultades evidentes. Sería necesario ver:
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- ¿Qué hace?: adición, omisión, sustitución, rotación, inversión, varios de los anteriores en una palabra, salto de línea,… Errores de precisión.
- ¿Ocurre siempre o no?: puede que lea demasiado deprisa para sus posibilidades, que se dé el error en palabras poco frecuentes, palabras desconocidas, palabras largas, palabras con sílabas complejas, en letras o combinaciones concretas (c,g,r, ts,..) o que haya un rechazo a leer.
Automatización
suele medirse en función del número de palabras leídas correctamente en una cantidad determinada de tiempo, generalmente un minuto, o sobre el tiempo total de lectura de un texto completo (Hudson et al., 2005; NICHD, 2000).
En el primer caso, la prueba del minuto, el/la niño/a empieza a leer y tras leer la primera oración o línea, se cuenta un minuto. Al terminar el minuto se señala hasta dónde ha llegado el/la niño/a. El número de palabras correctamente leídas por minuto se calcula, restando el número de errores al número de palabras que hay entre la palabra en la que se empieza a cronometrar el minuto y la última leída.
En el segundo caso, En el segundo caso, para determinar cuántas palabras el estudiante lee en un minuto cuando ha leído un texto completo, las puntuaciones se obtendrán aplicando la siguiente fórmula (Rasinski y Padak, 2008).
Después es necesario comparar el dato obtenido con normas de referencia del rendimiento promedio de los niños de su edad.
Hay pocas referencias sobre velocidad lectora en español y en euskera. Un trabajo de metaanálisis sobre velocidad lectora llevado a cabo por Ripoll J.C; Aguado G. y Tapia M.M (2020), sintetiza la información en el siguiente cuadro (que es orientativo y que pudiera serlo también para el euskera habida cuenta de que es incluso más transparente que el español):
Prosodia
La evaluación es más compleja, ya que hay una parte subjetiva del evaluador (Rasinski, 2004) que no tiene la evaluación de la exactitud y la automatización. Tradicionalmente, por ser más sencillas de utilizar, se han venido usando escalas que sitúan al estudiante en un determinado nivel que puede ir desde la lectura palabra a palabra, monótona y plana, a la lectura en frases con entonación y expresión adecuadas. El procedimiento sería pedir al estudiante que lea un texto en voz alta (se puede utilizar el mismo texto utilizado para medir automatización y exactitud) y grabarlo mientras lo hace para luego utilizar la escala lo más objetivamente posible (un ejemplo de escala sería la Escala de apreciación de la fluidez adaptada).