Conciencia prosódica. Contenidos a trabajar

Cuando hablamos de conciencia prosódica nos referiremos a la capacidad de percibir conscientemente  y poder  manipular los siguientes aspectos prosódicos:

  • La acentuación: a nivel de palabra es la capacidad de percibir el acento, el relieve de unas sílabas frente a otras, y de manipular las sílabas acentuadas en una palabra. 

Son importantes los conceptos de sílaba tónica/átona.

También existe un acento a nivel de sintagma o frase,  es decir, la intensidad que unas palabras pueden recibir respecto a otras. La acentuación de una palabra, o un grupo de palabras, es un instrumento importante para guiar la atención del oyente, con el fin de que se focalice una u otra parte de la información, modificando las presuposiciones e implicaciones, que en cada caso serían distintas: JON bailó con Miren – Jon BAILÓ con Miren – Jon bailó CON MIREN (Romero, Etxebarria, Gaminde y Garay, 2015).

La detección del acento ayuda a clarificar el significado de las palabras y de las frases (Kitzen, 2001). 

  • La entonación (la melodía de la lengua). Aquí son importantes los conceptos de grupo fónico (por la relación entre la entonación y el fraseo, ya que, junto a las pausas, pueden indicar los límites de las frases) y de inflexiones o variaciones de tono. En todas las lenguas habladas se utiliza la variación tonal con propósitos lingüísticos. En algunas lenguas, que se conocen como lenguas tonales, el tono se emplea para establecer contrastes léxicos. En euskera, castellano o inglés, lenguas entonativas, se emplea para expresar distintos significados pragmáticos. Las características entonativas relacionan una función pragmática, y  aunque esta relación es más bien probabilística ya que la relación entre el contorno entonativo y el significado pragmático no es siempre fija (Hualde, J.I., 2014), se puede hacer una clasificación, de modo que existen enunciados declarativos para informar de algo, interrogativos para preguntar (que pueden ser interrogativas absolutas de final ascendente -que se responderían con un sí/no- e interrogativas pronominales de final descendente -que se caracterizan por la presencia de  elementos gramaticales indicadores por sí solos del enunciado interrogativo, tales como quién, qué, cómo, cuánto, cuándo, dónde-)   y exclamativos para expresar mandato (¡Dame la llave!), obviedad (¡Pues claro que sí!) y sorpresa (¡no me lo esperaba!).
  • El ritmo, segmentación,  o la agrupación de los sonidos del discurso en bloques, llamados palabras fónicas o grupos rítmicos con el fin de facilitar la descodificación y comprensión del mensaje.(Santamaría Busto, E. 2007). 

Parece que también la capacidad para percibir y producir distintos patrones rítmicos en un contexto no lingüístico predicen una parte importante de la varianza en la fluidez lectora una vez controlada la inteligencia y la memoria de trabajo (González-Trujillo, Defior y Gutiérrez-Palma, 2014) porque ayuda a identificar las sílabas. Estos resultados han sido corroborados en dos estudios longitudinales  (Calet et al., 2015; David, Wade-Woolley, Dirby, Smithrim, 2007). Las pausas y los silencios son elementos constitutivos del ritmo en el lenguaje oral (Rebollo, L. 1997).

  • Las pausas, las interrupciones o detenciones que hacemos cuando hablamos o cuando leemos en voz alta. A modo de clasificación sencilla  tendríamos a) pausas finales absolutas -corresponden al punto en el texto escrito; b) enumerativas – p.ej. “están callados, serios, tristes”-; c) explicativas -p.ej. “el niño, emocionado, cantaba”-; potencial -de cada hablante sin modificar el significado de la frase- y  d) significativas -p.ej. oraciones de relativo: “los campesinos, que estaban en el campo, fueron a la ciudad” vs “los campesinos que estaban en el campo fueron a la ciudad”). 

Las pausas contribuyen de forma decisiva a caracterizar los patrones rítmicos y entonativos de la lengua. 

En el caso del castellano, los dos fenómenos prosódicos más relevantes son la acentuación y la entonación (Centro Virtual Cervantes) pero son todos los componentes a los que se ha hecho referencia (y algunos más como la velocidad de elocución, la calidad de la voz,…) los que posibilitan la comunicación lingüística (uniendo, de esta manera, a la información referencial, la información dialectal, sociolingüística, emocional, etc.). 

GLOSARIO

Sílaba tónica: La sílaba tónica o sílaba acentuada es la sílaba de una palabra con mayor prominencia fonética por coincidir con la posición del acento prosódico, es decir, es la sílaba que se pronuncia con mayor fuerza de voz. P.ej. En la palabra ‘mayor’, ‘yor’ es la sílaba tónica.

Sílaba átona: Sílaba que, en una palabra, no lleva el acento prosódico y por tanto se pronuncia con menos intensidad que la sílaba tónica. P.ej. En la palabra “ventana”, ‘ven’ y  ‘na’ son sílabas átonas.

Palabra fónica o grupo rítmico: es la unidad mínima del ritmo y responsable de que todas las sílabas inacentuadas que rodean la sílaba tónica -en una o varias palabras- tiendan a agruparse en una unidad fónica. En castellano las palabras inacentuadas son los determinantes, los pronombres relativos, los personales en función de complemento sin preposición, el se en todos sus valores, las preposiciones, gran parte de las conjunciones y los adverbios relativos. A efectos prosódicos, palabras como hablAr, comEr y señOra, constituyen palabras fónicas si no tienen palabras átonas contiguas; si las tienen, se agrupan alrededor del núcleo y se obtienen palabras fónicas mayores, como por ejemplo: “hablArle”, “para comÉrselo”, “con la señOra” (Font-Rotchés y Cantero, 2008). En el enunciado Ellas comerán el pescado por la noche hay siete palabras léxicas

(ellas, comerán, el, pescado, por, la, noche), pero solo cuatro grupos rítmicos: [éllas],

[komerán], [elpeskádo] y [porlanóche] (Planas, S. 2013).

Grupo fónico: las palabras fónicas o grupos rítmicos suelen aparecer agrupados en el habla para formar unidades superiores. Se organizan formando bloques alrededor de un acento que actúa en un nivel jerárquicamente superior y que se denomina acento de frase. El conjunto de palabras fónicas o grupos rítmicos que tienen como núcleo un acento de frase constituyen un grupo fónico. Por consiguiente, el acento de frase corresponde a un acento de palabra que destaca sobre el resto de acentos del mismo grupo fónico mediante una inflexión tonal que generalmente corresponde al último acento del grupo. Ej.: Cogiendo flores y cantando pasa. (verso de la rima VI de Gustabo Adolfo Bécquer): [cogiendoflÓres], [icantandopÁsa].

La pausa organiza el grupo fónico. Navarro (1961) dice que el grupo fónico es “la porción de discurso comprendido entre dos pausas o cesuras sucesivas de la articulación”, sobre la que otros autores subrayan la importancia de la porción limitada de su parte final, marcada por una inflexión tonal (Cantero, 2002), ya que permite distinguir significados entre unos enunciados y otros. Así cada inflexión final (cambio tonal en una vocal) marcaría el núcleo de un grupo fónico y el final de un grupo nocional. Por tanto, un grupo fónico es la unidad mínima con sentido en la que podemos dividir una frase. 

Inflexiones:Cuando al hablar o leer en voz alta se cambia el tono de voz se produce una inflexión. En castellano la línea melódica se caracteriza por una fase inicial tonal neutra hasta la primera sílaba tónica, una central en la que se mantiene el tono marcado por la tónica y una final (la más importante) en la que, desde la última sílaba tónica, la dirección tonal es ascendente, suspendida o descendente.