¿Qué es?
Desde la perspectiva de la persona que lo muestra, conducta problemática es aquélla que, por su exageración, déficit, persistencia, o inadecuación, afecta negativamente a su relación con el entorno, interfiriendo en su desarrollo personal y afectando a su competencia académica, familiar y/o social.
Desde el punto de vista del entorno social, conductas problemáticas son las actitudes y hechos contrarios a las normas de convivencia que impiden en menor o mayor medida la existencia de orden y clima adecuados y dificultan cumplir las funciones propias de la institución.
Estamos ante una conducta problemática cuando ésta:
- Presenta una frecuencia exagerada
- Persiste en el tiempo de una manera estable
- Afecta negativamente a la persona que lo muestra interfiriendo en su desarrollo personal, social, curricular…
- Repercute negativamente en el entorno (familiar, escolar y social)
- No se explica desde las condiciones propias de la etapa evolutiva (edad de desarrollo) de la persona
Consecuencias
La importancia de las consecuencias de las conductas problemáticas radica en que pueden:
- Llegar a amenazar la salud y la seguridad de quien las muestra y de quienes las sufren y observan
- Generar en los adultos respuestas coercitivas (no educativas) desmedidas y desproporcionadas (castigos, expulsiones …)
- Ser una fuente muy potente de estrés (para adultos y compañeros)
- Generar aislamiento y exclusión social
- Requerir supervisión continua: centrando la intervención en la conducta y sustrayendo los esfuerzos necesarios en otros ámbitos de enseñanza y aprendizaje
- Empeorar si no se adoptan las medidas adecuadas.
Sin embargo, también pueden sernos de utilidad puesto que señalan qué es importante para el sujeto; qué necesita o qué carencias tiene (atención, seguridad, afecto…)
Factores a tener en cuenta
No todos las conductas inadecuadas son problemas de comportamiento. Valorar si una conducta concreta es o no un problema de comportamiento exige tener en cuenta los siguientes factores:
- Edad: La identificación de una conducta como problemática requiere evaluarlo en relación con la norma evolutiva. Algunas conductas propias de la primera infancia, tales como el movimiento excesivo, la impulsividad, cierta agresividad… son normales en esta edad, pero dejan de serlo en etapas posteriores.
- Contexto en el que se manifiesta la conducta: La valoración de la conducta de un alumno es altamente dependiente del entorno y del juicio de las personas significativas del mismo.
- Estabilidad: La conducta inadecuada tiene que configurarse como una pauta conductual relativamente estable y prolongada en el tiempo.
- Efecto sobre el desarrollo del alumno y su relación con el medio: La conducta tiene que interferir de manera significativa en el proceso de desarrollo personal del alumno, afectando en mayor o menor medida a los ámbitos personal-emocional, social y académico.
- Efecto sobre el entorno: La conducta del alumno debe producir consecuencias negativas para el entorno en el que se produce.
Podríamos decir que los problemas de conducta son habituales en el entorno escolar, y en muchos casos tienen consecuencias negativas graves, tanto para el alumno que se comporta inadecuadamente (puede repercutir negativamente tanto en su desarrollo personal y afectivo como en su aprendizaje), como para el resto del grupo-aula, (lo que el entrono considera válido) y la conducta adaptativa del alumno (lo que le resulta rentable).
Las conductas inadecuadas que manifiesta un alumno tienen, en muchos casos, un valor positivo para él y le sirven para obtener resultado de acomodación al medio. Sin embargo, esa conducta, adaptativa para el alumno, puede ser inadecuada y desajustada para el entorno. La tarea de los profesionales consistirá en aproxima la conducta adecuada (lo que el entorno considera válido) y la conducta adaptativa del alumno (lo que le resulta rentable).
Cuando hablamos de problemas de conducta, hacemos referencia tanto a las conductas «por exceso» (interrupciones frecuentes, deambulación continua, agresiones físicas o verbales…) como «por defecto» (inhibición social, mutismo selectivo, pasividad, falta de iniciativa…). Ambos tipos de conducta pueden interferir de manera significativa en el desarrollo de la persona, pero las primeras son más rápida y fácilmente detectables, porque alteran de manera importante la dinámica del aula. Las segundas, en cambio pasan muchas veces desapercibidas o se aceptan como algo inherente a la estructura de personalidad («es que X es muy tímido»). La actuación educativa debe realizarse lógicamente en ambos tipos.
Las conductas desajustadas que tienen lugar en las aulas no se producen por azar ni tienen únicamente como base las características personales de los alumnos que las manifiestan. Deben ser entendidas siempre como consecuencia o producto de la interacción del alumno con el entorno social y académico en el que está inmerso. Desde este enfoque, entendemos que la conducta problemática es consecuencia de la interacción del alumno con el medio social y académico, es decir, la conducta no es sino el producto de la confluencia de unas serie de elementos pertenecientes al propio alumno, al medio educativo y a la interacción de ambos.
Es importante también señalar la relación causa-efecto entre los problemas de aprendizaje y los de conducta. En un porcentaje de casos, los alumnos con desajustes comportamentales presentan también problemas de aprendizaje y retraso escolar. Conviene analizar si el alumno no aprende porque su comportamiento inadecuado se lo impide o se comporta mal porque no aprende. La importancia de discriminar cuál es el posible origen del desajuste es necesaria porque de ello va a depender la intervención educativa. Si en la base de desajuste está un problema de aprendizaje, la respuesta educativa tenderá a controlar las variables académicas (adaptaciones curriculares, recursos metodológicos…). Si por el contrario el origen se sitúa en el propio comportamiento, la respuesta incidirá en variables más contextuales, sociales y personales (aplicación de técnicas de modificación de conducta, desarrollo de habilidades sociales…).
Aunque siempre han existido problemas de conducta en los centros educativos, en los últimos años parecen haber alcanzado un protagonismo especial. No hay datos concluyentes respecto a su incidencia entre la población escolar, las investigaciones han sido muy variadas y han aportado datos muy diferentes. En el estado español señalan que los problemas de conducta afecta aproximadamente al 10-12% de la población escolar; indican también que la incidencia es mayor entre los varones, que el problema persiste en el tiempo más en éstos que en la población femenina y, por último, que afectan más a las zonas urbanas que a las rurales.
Aspectos Relevantes en la Génesis/Desarrollo de la Conducta Problemática
1. Finalidad de la conducta:
Toda la conducta, ya sea adecuada o inadecuada, ocurre porque tiene un propósito o una finalidad para la persona que la realiza; la conducta problemática es un medio para conseguir aquello que se desea (atención, afecto, objetos…); así como también para evitar cosas que no se desean (malestar, dolor, aburrimiento, fracaso…).
2. Factores de riesgo y factores de protección.
Hemos señalado anteriormente que la conducta se produce en un contexto de interacción de factores personales, sociales y físicos que la modulan y condicionan.
Estos factores pueden adoptar caracteres y funciones diversas, e incluso contrapuestas, contribuyendo en ocasiones a fomentar la conducta y en otras a hacerla desaparecer. Cuando un elemento, evento o situación aumenta la probabilidad de desencadenar una conducta problemática, constituye un factor de riesgo; cuando disminuye la probabilidad de desencadenarlos, constituye un factor de protección. Los factores de protección, a su vez, aumentan la probabilidad de desarrollar comportamientos asertivos, maduros y ajustados.
- Ejemplos de actores de riesgo:
- Bajo nivel en C.I.
- Retraso escolar.
- Comorbilidades
- Temperamento irascible
- Síntomas tempranos de oposicionismo y desafío
- Alta frecuencia y gravedad de conductas inadaptadas
- Presencia de trastornos en las familia (herencia)
- Problemas familiares: abusos, maltrato, abandono…
- Ejemplos de factores de protección:
- Elevadas habilidades de crianza y educación
- Personas de referencia próximas y estables
- Estabilidad económica y social de la familia
- ambiente social y escolar seguro y fiable
- Expectativas positivas y atribuciones ajustadas
- Éxito escolar
- Presencia de conductas prosociales
3. Reforzadores y consecuentes:
Otro aspecto a considerar por su importancia en los génesis de la conducta es el efecto o la incidencia de las consecuencias que acompañan a la conducta problemática. La aplicación consciente y sistemática de estas consecuencias es una de las herramientas más eficaces en el manejo de la conducta. Cuando son positivas, las consecuencias adoptan un papel reforzador, mientras que si son negativas para el sujeto, actuarán como castigo.
Las respuestas e intervenciones inadecuadas de los adultos ante una conducta problemática, en principio poco importante, puede hacer que ésta aumente en frecuencia, intensidad y duración; esta escalada se suele denominar «efecto bola de nieve».
Otro mecanismo que actúa como potente reforzador de las conductas son las cogniciones, atribuciones y expectativas que el adulto (e inevitablemente muestra) sobre los niños jóvenes. Estas expectativas modulan el clima de relación interpersonal y condicionan el comportamiento y rendimiento de las personas. Es lo que se viene a llamar «la profecía auto-cumplida» o «efecto Pigmalión».