El presente documento pretende delimitar el marco dentro del cual se estructura y operativiza la actuación del Equipo de Conducta del CREENA en lo relativo a la labor que realiza cuando los centros educativos le formulan demandas de intervención.
Se entiende que estas demandas son las asociadas a comportamientos desadaptados que generan unas necesidades educativas cuya atención requiere una aportación técnica propia de recursos especializados que trascienden a aquéllos con los que cuenta el propio centro demandante.
Este modelo, que toma como base y referencia el trabajo realizado desde el curso 1991-1992 por los equipos y módulos precedentes, aspira a revisar la orientación del mismo con el fin de actualizar la respuesta a ofrecer y tiene el propósito de hacerlo de acuerdo a las necesidades que en estos momentos se presentan con mayor incidencia en los centros en las diferentes etapas educativas.
Para ello, se parte de una doble premisa.
- Por un lado, un porcentaje significativo de las demandas que en periodos anteriores se han planteado desde los centros, actualmente son susceptibles de adecuada atención a través de los profesionales y organizaciones propias de los mismos y que, en aquéllas ocasiones en las que es necesaria una aportación especializada a través del Equipo de Conducta, ésta ha de considerarse de moderada o baja intensidad.
- Por otra, en el polo opuesto, existen algunas necesidades de gran complejidad o especial dificultad que requieren un abordaje muy singular, lo que justifica que los profesionales especializados de dicho equipo deban plantearse, en diferentes momentos de la intervención, una aportación especializada de mayor intensidad.
En cualquier caso, las diferentes actuaciones que se lleven a cabo a través del Equipo de Conducta tienen una doble finalidad.
- Ofrecer una ayuda eficaz y proporcionada a los centros demandantes
- Dar un apoyo formativo que posibilite a los profesionales de los centros actuar con mayor autonomía en futuras situaciones similares.
Para ordenar y guiar la labor a realizar desde el Equipo de Conducta y con el fin de protocolizar la misma, el presente documento aborda en sucesivos puntos las siguientes cuestiones:
- ¿Cuál es el paradigma teórico dentro del que se sitúa este modelo de intervención?
- ¿Qué límites tiene el campo de actuación del Equipo de Conducta? ¿Qué situaciones planteadas por los centros y qué necesidades educativas del alumnado son susceptibles de intervención del mismo?
- ¿En base a qué aspectos concretos se estima o desestima una demanda de intervención? ¿Cómo se articula la priorización de la atención de una demanda frente a otra?
- ¿Cuáles son los distintos niveles de intensidad que van a tener las actuaciones? ¿De qué manera se determina el grado de colaboración que se ofrece al Centro demandante? ¿Cómo van a articularse para su aplicación las diferentes modalidades de apoyo?
- ¿Cuáles son los pasos que han de darse a la hora de atender una demanda según sea la modalidad con la que va a intervenirse? ¿Cómo quedan ordenados en un procedimiento de actuación concreto cada una de ellas? ¿Qué acciones fundamentales y qué instrumentos principales se asocian a cada uno de esos pasos? ¿Qué temporalidad orientativa se estima que debe regular cada proceso?
- ¿Con qué perfiles profesionales se constituye el grupo multiprofesional de técnicos adscritos al Equipo? ¿Qué responsabilidades ha de asumir cada uno de esos perfiles? ¿Cuáles de ellas son específicas de un perfil concreto y cuáles son compartidas por más de uno de esos perfiles?